Antes de lavar sartenes y ollas, trata de remover con una servilleta o toalla de papel la mayoría de los residuos sólidos y deposítalos en la basura. En el caso de abundantes grasas líquidas, puedes echarlas a una bolsa de plástico y limpiar el residuo con una servilleta.

La grasa:

El principal problema en todos los atascos. Cuando cocinamos, muchas de las grasas de la carne, la manteca, mantequilla e incluso el aceite quedan impregnados en los sartenes, las ollas, los platos y hasta los cubiertos. Al principio, mientras están calientes o a temperatura ambiente, dependiendo de cada uno, se mantienen en forma líquida; en estos casos, es muy tentador echarlos al fregadero y olvidarnos del problema. Por si fuera poco, aun si no hacemos eso, un gran volumen de esas grasas llega al caño cuando lavamos nuestros trastes.

El problema radica en que estas grasas, al enfriarse, adquieren forma sólida. Así es. Lo que parecía fluir sin problemas, se vuelve un bulto sólido conforme baja por la tubería. Incluso si no basta para atascar el caño, puede provocar que el agua pase más lento, lo que a su vez permite más fácilmente la acumulación de residuos.

Lavar con agua caliente puede atenuar el problema, pero la mejor solución sin duda es tratar de poner las menos grasas posibles en nuestro fregadero.

El jabón:

¿Inesperado, verdad? El jabón, aunque uno piense lo contrario, puede darle muchos problemas a la tubería: no sólo no contribuye a limpiarla, sino que también puede erosionarla ligeramente, porque es cáustico (para que limpie, necesita “derretir” un poco la materia). El exceso de espuma, además, puede quedar atrapado dentro de los tubos del drenaje, convirtiéndose en una masa húmeda.

La recomendación: utilizar el jabón necesario para lavar y no más. Los excesos son la principal causa del problema. Si crees que se hace mucha espuma, puedes tratar de filtrarla o removerla con la mano y ponerla en la basura.

Comida:

Si estás acostumbrado a dejar que restos de comida se vayan al desagüe, podrías estar creando un bloqueo en tu tubería. Si tienes triturador de basura, puedes mitigar el problema, pero no siempre será el caso, esto porque aún las partículas pequeñas terminan acumulándose en el cespol o la trampa.

La recomendación, como siempre: intenta depositar tantos residuos sólidos en la basura como te sea posible, para que el volumen de sólidos en los tubos sea mínimo. También, procura instalar un triturador.

Papel:

No es tan común como los otros, pero fragmentos de servilletas mojadas pueden llegar a colarse entre las cosas que quedan en el desagüe del fregadero (además de que en el caso del retrete, puede ser un problema en sí mismo). Muchas personas no reparan en ello, pero aunque el papel se “suaviza” con el agua, no se disuelve.

Se puede volver una pasta que fácilmente se adhiere a las superficies ásperas o rugosas de la tubería. Por esa razón, evita dejar restos de papel en los platos al lavarlos, o al limpiar los residuos con servilletas, asegúrate de que no queden pedacitos en los trastes a la hora de comenzar a lavar.

Otros:

En mucha menor medida, otros productos pueden causar atascos o favorecer el deterioro de tu tubería, lo que hará que sea más frecuente la acumulación de basura en ellas. Entre otros sospechosos que a veces terminan quedando en el drenaje del fregadero tenemos: cera, pintura, solventes y pegamentos. Nunca quieras deshacerte de estos productos echándolos en la tubería, sobre todo cuando son cantidades importantes.

La cera, pintura y pegamentos seguramente van a quedarse pegados en la pared de los tubos, mientras que los solventes pueden picar la tubería desde dentro.